domingo, 15 de junio de 2008

Emeterio Gómez // Slavojzizek: mayo del 68

Slavoj Zizek -citado por Chávez el miércoles- es un intelectual neocomunista profundamente endeble. De esos que aún reivindican las boberías de Marx. Tan endeble es, que en su libro La suspensión política de la ética llega a preguntarse: "¿Fue, como podemos asegurar hoy, incluso el glorioso mayo del 68 de París una rumspringa colectiva que reforzó la capacidad reproductiva del sistema?".
Lo de rumspringa alude a una atávica costumbre de los amish norteamericanos que -al cumplir los 17 años- botan a sus hijos de la casa para que vivan el derrape exterior y regresen al hogar reconciliados con la secta. Análogamente, los jóvenes parisinos del 68 habrían degustado la revolución para volver luego al Capitalismo. Y Slavoj, desolado, agrega: "Nada mejor para una adecuada integración a la comunidad político-ideológica hegemónica que un pasado 'radical' en el cual se han vivido los sueños mas desatados... es el sorprendente número de neoconservadores gringos actuales que fueron trotskistas en su juventud".
Zizek, al parecer, no regresó al hogar, se quedó en la rumspringa: ¡¡sigue siendo comunista aunque ahora, a diferencia del 68, todo el mundo sepa que se trata de un fraude!! El terrible Slavoj acaba de publicar, en El País, un lamentable artículo en el que se pregunta: "¿Contiene el capitalismo globalizado actual antagonismos tan fuertes cómo para impedir su reproducción indefinida?". Más adelante: "la privatización de la sustancia común de nuestro ser social es un acto violento al que hay que resistirse por todos los medios ¡¡incluso violentos!!, si es necesario" (la doble admiración es mía). Y, para rematar: "¿Acaso la necesidad de una acción política mundial que sea capaz de neutralizar y canalizar los mecanismos de mercado no sustituye a una perspectiva propiamente comunista? Así, la referencia a los 'elementos comunes' justifica la resurrección de la idea de comunismo: nos permite ver el 'encerramiento' progresivo de esos elementos comunes como proceso de proletarización de quienes, con él, quedan excluidos de su propia sustancia".
Brutalmente inconsistente, infantiloso: en la primera parte de ese último párrafo se asume la posibilidad de una "acción política mundial capaz de neutralizar y canalizar los mecanismos de mercado", proceso éste que podría sustituir "a una perspectiva propiamente comunista". Para luego agregar que "los elementos comunes justifican (por todos los medios, incluso los violentos) la resurrección de la idea del comunismo".
Pero la síntesis de lo endeble del pensamiento de Zizek, la expresión más hermosa de cuán juveniles son sus ideas, es esa pregunta acerca de si "el capitalismo globalizado contiene antagonismos capaces de impedir su reproducción indefinida". Como si alguien fuese tan bruto para pensar que a dicho sistema hay que mantenerlo intacto ¡¡indefinidamente!! Como si las reformas no existiesen. Es la idea más tonta de Marx, la propia noción de Revolución: la creencia infantil de que el Capitalismo sustituyó al Feudalismo exactamente el 14 de julio de 1789 ¡¡y no a través de un lentísimo proceso que a lo largo de 600 años transformó al Feudalismo desde dentro!! Es negarse a captar que el capitalismo, gracias a la Responsabilidad Moral de la Empresa, puede abordar, entre muchos otros, los cuatro grandes problemas que -según Zizek- ni el mercado, ni la propiedad privada pueden resolver: la amenaza de una catástrofe ecológica, las inmigraciones ilegales masivas, las implicaciones éticas de la biogenética y las aberraciones más extremas de la propiedad intelectual.
emeteriog@cantv.net

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