lunes, 23 de febrero de 2009

Viento y descampado


Hoy hemos tenido un viento espectacular de pocas horas de duración. El Parque con su alberca de patos y cisnes, su grama, sus bancos de madera y de piedra y sus pavos reales en una jaula cerca de la cascada de agua del estanque se antoja tranquilo.
Una señora con su hijo en brazos y el cochecito, dos rumanos jóvenes rubios que toman fotos, una pareja besándose y árboles muy altos beis claro con muchos espinos en el tronco.
Hablo con un señor que parece obrero junto a mi estatua favorita de una dama llenita con un niño del brazo, al que le pone una mano en las nalgas.
Es rumano también y esta preocupadísimo porque no encuentra ya trabajo, la crisis esta fortisima. Saca de su bolsa una tortilla para merendar y yo mi sándwich de queso y mi juguito.
Al regresar paso junto a las facultades de la universidad y frente al estadio de futball. Me confundí y en vez de doblar la esquina he seguido y veo toda la acera y la calle llena de pantalones, blusas, bolsos, libros, etc. Un carro de basura lo va recogiendo todo a lo lejos
Ha pasado la policía y ha arrasado con los informales del mercado del rastro valenciano, de cosas de segunda mano.
Los de siempre,con su permiso municipal no han tenido problemas.
Antes del mediodía había visto yo un tombo de azul perseguir una señora búlgara de unos cuarenta años, falda larga y pañuelo en la cabeza con un carrito de supermercado
lleno de mercancía de vestir.En la avenidad principal entre las dos calles en el espacio verde ancho del medio.
No ha habido ni la minima violencia, simplemente la policía les pedía los papeles y les decomisaba la mercancía. Ellos corrían para evitar ser detenidos y hasta que los atrapaban dejaban un reguero de blusas y zapatos.El carrito lleno hasta el tope desbordandose.
Hasta un violonchelo vi en el suelo con su funda abierta.
La calle doble estaba desierta y en unas cinco cuadras no había nadie. La sensacion de soledad y de ver un espacio tan grande lleno de restos de artículos de venta de ambulantes desperdigados
Lo que el viento se llevó.
Tres chicas guapísimas gitanas españolas salen del metro, y la más alta, delgada y de ojos grandes y preciosos sonríe y me dice que no hay mucho problema: toda la ropa la consiguen en los containers de basura y es fácil de volver a buscar.
Pero la angustia de los europeos del este y su cara de terror es proverbial
Camino mas y un colombiano recoge unos camioncitos para sus hijos y cuando llego al camión de la basura los empleados están rompiendo las cajas para que quepan bien en el recipiente del vehiculo que tiene una apisonadora y comprime lo que le echan
La calle ancha y larga de edificios muy modernos y desolada tras la batalla campal
Pienso en lo insólito de un desalojo pacifico de buhoneros que los extranjeros perciben
como terrible.
El rostro de desesperanza con la crisis económica ya empieza a hacer mella en ellos

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